La Asociación Santa Rita para la Educación y Promoción –FUNSAREP- lamenta profundamente la muerte de su compañero, amigo y socio, el Padre “Pachito” Aldana Miranda. Hoy le damos gracias a Dios y a la Vida porque quienes hacemos parte de esta Asociación tuvimos la oportunidad de gozar de su espíritu solidario y de su compromiso cristiano con las personas marginadas y excluidas de este injusto sistema socio-económico y político, también productor de pandemias como las que hoy estamos viviendo.
De Pacho Aldana nos gozamos y aprendimos de su canto con la guitarra, de sus cuentos y anécdotas para enseñar y predicar la Palabra de Vida y Esperanza, y de sus ocurrencias para hacer posible lugares de dignificación de la vida de las mujeres, los y las niñas, los jóvenes y las poblaciones afrocartageneras, especialmente de quienes vivimos entre el Cerro de la Popa y el Caño Juan Angola de la ciudad de Cartagena de Indias.
En este territorio cartagenero –tan cartagenero como él, el Padre «Pachito» comenzó a llegar desde los años 70 del siglo pasado para ofrecernos como Jesús, una vida en abundancia. Recordemos que en Juan 10:10, Jesús nos dice: «El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. No olvidemos de que la verdadera vida abundante consiste en una abundancia de amor, gozo y paz social. Es por eso, que aquí siempre el Padre «Pachito» se preocupó por los y las jóvenes del Cerro de la Popa para que estas personas pudieran lograr tener vidas significativas y abundantes, con propósitos positivos, alegres y en constantes procesos de Resurrección de la vida personal y social.
Como un Buen Pastor que cuida a sus ovejas, el Padre “Pachito” Aldana Miranda fue un sacerdote de comunidad y para la comunidad en cualquier lugar de la tierra donde estuvo. Él sabía de la importancia de no andar su gente de manera dispersa y desunida, porque allí donde hay fragmentación logra saciar su hambre el “feroz lobo” de esta estructura social.
Por la cercanía y proximidad que nos ofreció y a la manera del texto de Eclesiastés, con Pacho Aldana y desde tiempos antes de la creación de Funsarep: Tuvimos tiempo para nacer, tiempo para plantar, y tiempo para cosechar; tiempo para sanar; tiempo para construir; tiempo para reír; tiempo para saltar de gusto; tiempo para abrazarnos, y tiempo para despedirnos; tiempo para intentar, y tiempo para desistir; tiempo para guardar, y tiempo para coser; tiempo para callar, y un tiempo para hablar; y tiempo para amar, y un tiempo para la paz.
¡Gracias Padre «Pachito» Aldana, porque siempre nos animaste a valorar lo que somos, a defender nuestro territorio y a gestar nuestras propias memorias colectivas!